Real Madrid 8 - Levante 0

Diez minutos fueron suficientes para amansar a Mourinho, para que nadie nos recordara el nombre del árbitro, para sentenciar la eliminatoria y, lo más importante, para que el fútbol fuera el protagonista. Porque en ocasiones, con excesiva frecuencia, nos olvidamos de que en este juego las diferencias se deben marcar con el balón y no con las palabras. Y con la pelota, el Real Madrid fue esta vez infinitamente superior al Levante, un equipo que dejó una imagen desagradable. Sobrepasado en todas sus líneas, trató de equilibrar el choque y minimizar los daños con argumentos poco futbolísticos. Eligió la táctica equivocada y se llevó del Bernabéu un revolcón de dimensiones históricas. Una derrota humillante a la que pusieron cara Benzema y Cristiano Ronaldo, con un hat-trick cada uno, Özil y Pedro León, pero de la que nadie tuvo más culpa que Di María, que completó un encuentro excelente y supo mover al equipo y asociarse con sus compañeros hasta el punto de que quizá haya que atribuirle a él la reactivación que sufrió Benzema, que a sus tres goles añadió dos asistencias.

El Madrid comenzó muy activo, metió un ritmo alto al partido y salió de los vestuarios lanzado a por el rival, al que devoró en un suspiro. Con el aire a favor y el partido convertido en un duelo a campo abierto, con muchos metros por conquistar, el Madrid pasó por encima del Levante, incapaz de contener la avalancha que se le vino encima. El Madrid dominó con solvencia y sin oposición de principio a fin, goleó con enorme facilidad y volvió a dejar claro, por si alguien todavía tenía dudas, que la Copa del Rey sí es esta temporada un objetivo prioritario.

Benzema estuvo despierto, lo que ya es noticia, y firmó otro hat-trick que le convierte en el máximo goleador del Madrid en Copa, como también lo es en Champions; Di María volvió a ser el más activo de los suyos, regalando pases y galopadas por las bandas; Özil tuvo destellos, pero de nuevo demasiado intermitentes; Albiol aportó seguridad a un centro de la defensa que apenas se vio exigido; Lass cumplió como lateral derecho; Cristiano fue Cristiano, a lo suyo; y a Granero se le vio más seguro que de costumbre, quizá porque estuvo protegido en el doble pivote por Xabi Alonso, cuya presencia arropa mucho a todo el equipo.

Ya avisó de sus intenciones el Madrid a los dos minutos, cuando Cristiano y Benzema se asociaron y el pase de espuela del portugués lo envió fuera el francés, solo ante Munúa. Se salvó esa vez el portero uruguayo, superado apenas cuatro minutos después por Benzema, que celebró el primer tanto después de sentar con una bicicleta a Xavi Torres. Sin tiempo para celebrarlo, unos, y para recuperarse del golpe, otros, llegó el segundo. Llevó la firma de Özil.

En un ida y vuelta, con el Madrid sonriente y el Levante sufriendo, se consumió la primera media hora, en la que no hubo más daños para los visitantes porque Munúa mostró sus habilidades en un mano a mano con Benzema.

Surgió entonces Di María para ofrecer a su público una magnífica acción desde la derecha que culminó con un disparo que llevó el balón hasta el larguero. Después empezó a jugar para sus compañeros y lució su habilidad en el pase, que combina con una excelente visión de juego que le permite encontrar siempre al compañero mejor situado para hacer daño al rival. Uno de esos envíos terminó en los pies de Benzema después de un error enorme de Cerra. El francés no desaprovechó tanta generosidad y logró el tercero.

La primera parte se cerró con el cuarto de la noche. Nació en un pase de Marcelo a Benzema, que con un movimiento de su cuerpo se deshizo de Ballesteros, que acudió con torpeza al cruce y terminó en el suelo. El envió del francés lo empujó a la red Cristiano.

El Levante afrontó la segunda parte con los tacos afilados, intentando evitar una derrota humillante. Pero las acciones subterráneas de Robusté, Del Horno o Ballesteros ni intimidaron al rival ni lograron minimizar los daños del vendaval blanco. Resistieron hasta que a falta de 20 minutos se desperezó Di María y cayeron otros cuatro goles más, hasta completar el 8-0 final.

El quinto y el sexto se cocinaron en los pies de dos defensas, Pepe y Marcelo.Un magnífico pase en largo de Pepe a Di María lo prolongó al argentino de cuchara hacia Benzema para que el francés superara por arriba a Munúa. Sin tiempo para celebrarlo, Cristiano marcó el sexto a pase también de Di María, que había recibido de Marcelo, y repitió con el séptimo, a pase de Benzema.

No terminó ahí la fiesta, porque si algo tiene este Madrid es una voracidad enorme, una ambición que no se calma con goles. Entraron Pedro León y Diarra por Özil y Granero y el Bernabéu se puso en pie para despedir a Benzema y recibir al canterano Morata, una bonita metáfora de lo que debería ser este equipo.

Y bien cerca estuvo Morata de conseguir el octavo después de una gran acción individual, pero el honor de cerrar la cuenta y marcar el último gol oficial del año fue para Pedro León.

Fuente: As.com

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Noticia enviada por: Cop

Noticia publicada: 23-12-2010

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