por Monchou2 » Sab Ene 17, 2009 11:11 am
Dos décadas de Venturines y Pernías
En tiempos de crisis siempre se buscan culpables. La situación del Atlético de Madrid no es ajena a ello, y en la caída libre en que se encuentra el equipo, cada aficionado señala un responsable. Unos apuntan al entrenador, que en tres años no ha demostrado nada más allá de su racanería y su falta de nivel para dirigir a un conjunto con aspiraciones; otros a los jugadores, que son los que, al fin y a la postre, ganan o pierden los partidos; y otros –quizás los menos, desafotunadamente- a la directiva.
Seguramente, todos ellos tengan parte de razón, y todos los argumentos juntos sean los causantes de la crisis. En mi opinión, las tres partes tienen culpa en lo que está ocurriendo, pero si debo decantarme, yo señalo a Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín. Primero, porque en su condición de dirigentes –aunque esa denominación suene a chiste-, ellos son los máximos responsables. Segundo, porque son los qye mantienen al entrenador en lugar de destituirlo. Y tercero, y muy importante, porque son ellos los que realizan los fichajes, muchos de ellos de una calidad más propia de Segunda B que de Primera División. Que nadie lea esto con extrañeza. ¿García Pitarch? Es un monigote, no pinta nada en el club, es el parapeto bajo el que se escuda la directiva para gestionar a sus anchas las contrataciones con los agentes de confianza y poner en marcha la maquinaria comisionística. Así se ficha en el Atlético. Sin criterios futbolísticos, sin importar la calidad, el talento o la profesionalidad del sujeto en cuestión. Eso no es razón para que, a veces, esta ‘táctica’ funcione y coloque en el equipo a grandes jugadores. Pero es la excepción que confirma la regla.
Si nos paramos a pensar, la plantilla rojiblanca ha estado repleta de enormes patanes desde que Jesús Gil se hizo cargo de la entidad, en 1987. Sin embargo, el Atlético también se hizo con los servicios de jugadores de alto nivel. Un caché que se ha convertido en subterráneo desde que Cerezo y Gil Marín tomaron el mando de la nave y la dejaron en el esqueleto y sin rumbo.
En una ardua labor, he intentado recopilar nombres de jugadores que pasaron por el Atlético y que nunca debieron haber fichado. La lista es interminable, formada por cerca de 40 futbolistas de más que dudosa calidad. Y seguro que me dejo alguno en el tintero. Parafraseando la época de Florentino Pérez en el eterno rival (Zidanes y Pavones), el Atlético ha sido, en las dos últimas décadas, el equipo de los Venturines y Pernías. Jugadores sin nivel, que no han aportado nada al club, salvo dinero contante y sonante en el bolsillo de intermediarios e ínclitos dirigentes.
Por poner algunos ejemplos de estos jugadores, podemos citar a Maguy (costamarfileño que llegó en la campaña 93/94), Moacir (mediocentro brasileño que no cuajó en la corta etapa de Jair Pereira); Torrisi, Njegus, Pilipauskas, Venturín (llegó con 30 años y firmó por cuatro temporadas, a razón de 200 millones de las antiguas pesetas por campaña), Gamarra (nunca había hecho una falta en su vida, y las hizo todas en el Atlético, qué ruina de jugador), Celso Ayala, Marcelo "Pato" Sosa (su presentación bastó para comprobar su calidad, se cayó mientra intentaba dar toques al balón), Richard Núñez, ‘Pollo’ Olivera, Bogdanovic (costó lo mismo que Vieri, 17 millones de euros, increíble), Toni Jiménez (le cayó una ‘huevada’ después del descenso y la "cagó" en la final de Copa ante el Espanyol), Sergio Sánchez, el israelí Avi Nimmy, Andrei Frascarelli, Jean Francoise Hernández, Javi Moreno, Contra o los más recientes Abbiati, Cléber Santana, Eller, Reyes, Luis García, Pernía o Seitaridis, entre otros.
Quizás, para recoger todos los nombres y su particular historia habría que elaborar un extenso reportaje. Esto es sólo una muestra de la "intachable" gestión de los "grandes" dirigentes que tenemos en el club, máximos culpables de la situación por la que atraviesa el Atleti, tanto en lo deportivo como en lo institucional. Los graves errores intencionados cometidos por Jesús Gil, Cerezo y Gil Marín han sido la tónica dominante en los últimos 22 años, los peores de la historia de la entidad.
El negocio que ha montado este clan se lo ha llevado todo por delante: el palmarés, la condición de tercer club de España, el caché que antes suponía fichar por un conjunto de la talla del Atlético, el estadio que se construyó con el dinero de los socios... y lo que está por venir. Por culpa de Giles y Cerezos estamos abocados a la mediocridad más absoluta, a padecer a Venturines y Pernías en el campo y a Aguirres en la dirección técnica. La solución es sencilla, pero... ¿llegará algún día?
Socio de Honor del Club de Fans de Dexter
Manager Club Atlético de Madrid LV