Cristiano vuelve a marcar ( 0-2 )

Lo bueno de armar un plantilla tan lujosa es que se puede esperar a que llegue el juego sin dejar de ganar con cierta holgura. Porque el Madrid fue mate en Villarreal, pero administró bien la inspiración de sus estrellas. Metió el diente al partido con un gol de Cristiano Ronaldo en el primer minuto y se manejó luego en el partido al paso, favorecido por una expulsión temprana de Gonzalo Rodríguez. El Madrid anda aún lejos del Barça en conjunción (como el Villarreal del Racing en potencial y jugadores, para ser justos), pero pinta que devolverá triunfo por triunfo, gol por gol, golpe por golpe. Aún se debe la excelencia, pero ya tiene de su parte la autoridad.

Cristiano ha encontrado pronto un estímulo en la Liga. Messi es un enemigo de su altura, en la misma competición, ante los mismos rivales, con los mismos jueces y la Prensa buscando una comparación morbosa. Esa competencia cercana ha acelerado su aclimatación. Aquellas dudas de la pretemporada tienen ahora una traducción numérica deslumbrante. Cuatro goles en las cuatro primeras jornadas. Ningún fichaje empezó tan bien en el Madrid. Y miren si es larga la historia del club.

En Villarreal pasó de cero a cien en tiempo récord. Tomó un balón en el centro del campo en el primer minuto, desde la izquierda, el ángulo que para él ofrece mejor visión, pisó el acelerador y, sin dar tiempo a pestañear, se limpió de dos toques de derecha a dos rivales y lanzó un zapatazo raso al primer palo al que no respondió Diego López. Aquel latigazo transformó un partido que el Madrid preparó de una forma y hubo de jugar de otra. Porque en el calentamiento Garay se sintió indispuesto a causa de una gastroenteritis y Pellegrini tuvo que mover tres piezas: entró Gago, Lass pasó a lateral derecho y Sergio Ramos tuvo que ejercer de central.

A partir de ahí el Madrid quiso manejar el partido con un centro del campo con más vuelo, con Gago entre Granero y Guti y Cristiano bajando para arrancarse de largo, suerte en la que lucen mejor su velocidad y su desborde. El Villarreal tuvo poca respuesta inicial, con Rossi y Nilmar avispados y móviles pero sin conexión con su centro del campo, donde Eguren y Bruno se atrevían poco (ninguno de los dos tiene la amplitud de juego de Marcos Senna) y Cazorla y Cani anduvieron apagados en sus intentos de diagonal.

La roja a Gonzalo

Perdió en esa fase Higuaín el segundo del Madrid, en una jugada de exposición encadenada por Guti, Cristiano y Marcelo. El partido se había quedado soso, aunque lo reactivaría un arreón del Villarreal en un cuarto de hora que le llevó cuatro veces ante Casillas, aunque sin claridad meridiana. Sin embargo, apuntaba la cosa a que el Madrid se sentiría apretado por Rossi y Nilmar hasta que Gonzalo se equivocó y metió la pierna imprudentemente arriba para frenar un arranque de Kaká. Mejuto le mostró la roja y sosegó al Madrid, que siguió espeso, sin encontrar en Kaká a su guía, con Guti otra vez en versión menor y olvidando la presión que otorga la pelota en terreno adversario. Todo con el recuerdo del rodillo blaugrana en Santander muy presente en la memoria. Aunque sólo uno, Cristiano, era incapaz de quitárselo de la cabeza. De volea impresionante tras saque de córner de Granero se quedó al borde del 0-2.

La ocasión le exigía al Madrid otro golpe rápido, definitivo, tranquilizador y bueno para el ahorro energético, pero no fue así. El Villarreal forzó el intercambio de golpes. Empezó Rossi, respondió Gago con un disparo lejano, estuvo dos veces milagroso Diego López a remates de Higuaín y Cristiano y otras dos veces replicó con remates lejanos Cazorla, con más picante el primero que el segundo. Un partido bonito, encomiable para el bando amarillo y poco conveniente para un Madrid aún por hacer y con algún pecadillo ya de actitud.

La tensión tolerada por el Madrid duró 25 minutos y se acabó cuando Ángel cortó de manotazo escandaloso un centro de Marcelo. La posición antinatural de su brazo obligó a Mejuto a pitar un penalti que transformó esta vez Kaká, con la cuota de protagonismo de Cristiano ya amortizada. Así llegó el momento de la rotación perfecta, con los primeros minutos del curso para Van der Vaart y Diarra, que hay que mantener la moral alta de la tropa. Para eso también valen los minutos de oro de Cristiano.

Fuente: As.com

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Noticia enviada por: Cop

Noticia publicada: 24-09-2009

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