El Sevilla dice adios a Europa

El Sevilla volvió a caer eliminado en los octavos de final de la Liga de Campeones, en esta ocasión ante el CSKA de Moscú. Los de Jiménez comenzaron el encuentro lanzados y decididos a resolver cuanto antes la eliminatoria. Ambos equipos gozaron de una ocasión clara en la primera mitad en la que no obtuvieron el merecido botín. Fue en los minutos previos al descanso cuando se adelantó el equipo visitante por medio de Necid, que colocó con sutileza el balón en el palo izquierdo de Palop aprovechando un balón suelto en la frontal del área hispalense. Tan sólo dos minutos tardó el equipo andaluz en devolver la igualada al marcador tras un error defensivo del conjunto ruso que aprovechó Navas para servir en bandeja el empate a Perotti. Tras el descanso, Jiménez introdujo más pólvora en ataque con la entrada de Kanouté, pero fue el CSKA el que marcó su segundo tanto. Honda, con un potente y lejano disparo de falta sorprendió a Palop, que no acertó a despejar. Con el Sánchez Pizjuán helado, el técnico local sacó todo su arsenal ofensivo para lograr la machada, pero no pudo ser y el Sevilla se queda en la cuneta y se despide de las competiciones europeas esta temporada.

Noche de gala en el Sánchez Pizjuán para que el Sevilla escribiera con letras de oro un nuevo logro en su dilatada historia. El conjunto hispalense tan sólo se había clasificado en una ocasión para los cuartos de final de la máxima competición europea, fue en 1958 y de eso ya hacía mucho. Hoy tocaba reeditar la historia logrando el pase a cuartos y optar a seguir sellando pases y subiendo escalones en el campeonato que hace grande a un club. El equipo de Jiménez, con la única baja de Konko, que no se recuperó a tiempo, partía como favorito en la eliminatoria tras el empate a uno logrado en el partido de ida en Rusia. Enfrente, un CSKA dispuesto a presentar batalla (fue capaz de empatar a tres en Old Trafford) y que sorprendió dejando en el banquillo a su mejor hombre, el mediapunta Dzagoev. Navarro llegó apercibido de sanción al choque.

El CSKA comenzó el partido expectante para adivinar las intenciones iniciales de su rival y el Sevilla, por supuesto, no lo dudó y se lanzó desde el primer momento a por el gol que le otorgase la tranquilidad necesaria y eliminase cualquier posibilidad de que un error inesperado colocase al equipo ruso por delante en el choque y la eliminatoria. Ante ello, los de Slutski se limitaron en el primer tramo del partido a tocar y tocar el balón para mover al conjunto andaluz de un lado a otro y recurriendo a despejes largos cuando los locales se decidían a presionar. Las intenciones de uno y otro equipo dieron como resultado la primera oportunidad clara de gol cuando tan sólo habían transcurrido tres minutos de partido. Con un centro desde la banda derecha, Jesús Navas habilitó a Luis Fabiano que, a pesar de encontrarse solo ante Akinfeev, disparó al muñeco malogrando una inmejorable oportunidad.

Los visitantes dieron con la clave para bloquear la facilidad con la que salía el Sevilla con el balón jugado y la facilidad con la que llegaba a su área. La presión de los rusos en el centro del campo ayudó a equilibrar un poco más la balanza y a que el partido tuviera más alternativas en el juego. Al borde del cuarto de hora de partido, el CSKA probó suerte por primera vez en el partido con un potente disparo de Krasic desde la frontal del área local que no llegó a poner en apuros a un seguro Palop. La banda izquierda visitante, formada por Aleksei Berezutskiy y Krasic apoyados por Honda, comenzó a carburar y a poner en aprietos al centro del campo y la defensa del Sevilla con peligrosas llegadas. Poco antes de la media hora, fue precisamente Honda el que gozó de una doble ocasión del mismo calibre de la que tuvo Luis Fabiano, primero Palop y luego la fortuna evitaron el primer tanto del partido.

A medida que se acercaba el descanso, Jiménez se desgañitaba en la banda debido a lo poco que duraba la posesión del balón en los pies de sus jugadores. Mientras tanto, las 40.000 personas que había en la grada del Pizjuán se mantenían atentos esperando el primer gol de los suyos que pusiera de cara el choque y el pase a cuartos de final. Toda la masa social sevillista presente en el estadio hispalense quedó completamente helada cuando a falta de poco más de cinco minutos para el descanso, Necid adelantaba al CSKA con un balón suelto al borde del área que el checo se encargó de colocar con precisión al palo izquierdo de Palop. Tan sólo dos minutos duró el jarro de agua fría para el equipo español, justo el tiempo que tardó en fallar la defensa rusa en un balón largo que acabó en las botas de Jesús Navas, que sirvió en bandeja el empate a Perotti. En tan sólo dos minutos se pasó del empate a cero al empate a uno, resultado que llevaba a ambos directos a la prórroga.

Tras el intermedio, Kanouté entró en sustitución de Capel y no tardó en notarse las intenciones del Sevilla de resolver la eliminatoria cuanto antes. En los primeros minutos el conjunto local gozó de una oportunidad clara para adelantarse en el marcador, pero el centro de Navas desde la banda derecha no encontró finalización ni en el flojo remate de Kanouté ni en el intento de llegar al balón de Perotti. El Sevilla perdonó y acabó pagándolo tan sólo dos minutos después. Honda ejecutó un lejano pero potente lanzamiento de falta que sorprendió a Palop e hizo inútil su intento de despeje de puños. El CSKA lograba el segundo y la eliminatoria se ponía muy cuesta arriba para el equipo español. El guión estaba claro, no quedaba otra opción, lanzarse descabelladamente al ataque y rezar para que el rival no sentenciara con su tercer gol en un contragolpe.

El Sevilla tenía que asumir riesgos y así lo entendió también su entrenador, que retiró a Renato para dar entrada a Negredo, lo que significaba poner toda la pólvora disponible sobre el césped con tres delanteros: Luis Fabiano, Kanouté y Negredo. Al igual que los locales sabían que la empresa se complicaba a pasos agigantados con el paso de los minutos, los visitantes sabían que su rival necesitaba dos goles para dejarles en la cuneta y su deber era nadar y guardar la ropa esperando el pitido final. Así lo hicieron y el Sevilla se vuelve a quedar otra vez en los octavos de final de la Liga de Campeones.

Fuente: As.com

Noticia enviada por: Cop

Noticia publicada: 17-03-2010

Noticia En Fútbol vista: 1720 veces

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