Los hechos sucedieron en el minuto 44 después de que el Valencia marcara el 1-0, cuando un objeto lanzado desde la grada impactó en la cabeza de uno de los asistentes y éste comenzó a sangrar por la brecha que le produjo el impacto, momento en el que el árbitro decidió suspender el encuentro.
El árbitro no se lo pensó dos veces y, al ver el rostro de su linier, se fue camino de los vestuarios gritando "¡nos vamos!".
Después de estar en su caseta durante varios minutos, Megía conversó con los delegados de ambos equipos y decidió suspender el choque. Aunque los consejeros del Valencia, casi en pleno, bajaron a los vestuarios para poder conversar con el colegiado, éste decidió no atender a nadie y se mostró inflexible en su decisión.
Hoy, con tablas en la eliminatoria, el Comité de Competición deberá decidir la sanción que le impone al Valencia y cuándo y en qué condiciones se reanuda el partido.
Antonio Giner, jefe de los servicios médicos del Valencia, atendió al asistente en el propio campo de Mestalla y, después de examinar la herida, reflejó en el parte médico que tan sólo se trataba de un "impacto leve encima de la ceja sin precisar puntos de sutura". Pese a que el linier se metió en el túnel de vestuarios por su propio pie, en ningún momento aceptó cambiar pareceres con los directivos de ambos conjuntos.